lunes

imprevisto

Qué se yo qué fue eso. Si un soplo del dios que no conozco ni me conoce, si un verso de juanele hecho río o un paisaje de la ventana que da a una plaza con niños y perros. No sé si tendré que guardarlo en el anecdotario o si lo llamaré misterio a secas. Lo cierto es que la semana subió como montaña rusa, me dio los crujientes alegres del otoño y me guardó para después todos los chocolates que quiero en un cajón. El devenir tuvo por fin un pedacito de empiria que huele a café y a ropa que se seca al sol.




Sea lo que sea que haya sido: si la vida se abre así, inesperada y llena de pájaros, si la vida es, de un momento a otro, la fugacidad de un abrazo cálido y una noche con ínfulas de crepúsculo en mi pieza, yo me quiero quedar en ella.

1 comentario:

  1. hay que bienvenir a la alegría, así le dan ganas de quedarse. que la emoción nos siga haciendo compañia, que el ahora pueda ser.

    la quiero marcita!

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maréese un rato, maréese