martes

La mudanza, de Claudia Masin


Hay un amor al extravío en todas las personas extraviadas,
a la larga uno levanta su casa donde resulta que ha caído: arena, agua, barro, tierra firme.

¿Pero y si resultara posible la mudanza,
si el movimiento no fuera una explosión
que de improviso transporta las moléculas de un cuerpo, de un lugar,
si el movimiento fuera desprenderse como se desprende
una gota de una rama si fuera algo así de lento, así de irreversible?

1 comentario:

  1. ¿Dónde vino a caer nuestra casa? Justo en la playa, entre caracoles, arena y espuma.

    ¿La mudanza existe en nuestras cabezas? Porque yo la espero en nuestra casita. Y no veo las horas de estrecharla en mis brazos y cuidarla toda la noche.

    ¡Venga pronto, mi amor!

    Nacho (desde nuestra casita, con la olla en el fuego, hirviendo una rica calabaza para usted).

    PD: ¡Gracias por sus letras tan reconfortantes, preciosa!

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maréese un rato, maréese