“Para un dibujo de Quint Buchholz,
que muestra por qué es tan importante
que las niñas pequeñas tengan libros”
Elke Heidenreich
Elke Heidenreich
—Ahí está el río
entre mi dedo que señala y el agua que viaja hay una distancia dilatada, triste.
Los protocolos terrenales la hacen extensa. Miro el agua desde lejos.
—Cuando terminemos de rendir vamos al río
El agua está en el horizonte de esta vista de ciudad. Sólo puedo acariciarlo con mi dedo desde este balcón.
Los espejos, los remansos, esos salientes verdes que de cerca se llaman barrancas, la isla de enfrente y sus habitantes misteriosos. Todos ellos son un cuadro de Quint Buchholz. Una ventana. Un libro que mi padre me regaló. Unas ganas de estar allí.
Ahí está el río. Inmaterial. Obstinado. Mi dedo dibuja sus imperfecciones.
En estos tiempos me toca esperar que una brisa con aires marinos invada el balcón algunas tardes.
Para llegar hay que cerrar los libros y las puertas. Hay que colgar los relojes y quemar el calendario. Y la cuenta de la luz.
Para llegar hay que bajar la calle con pasos largos. Escuchar los pies que pisan, que se empeñan en enmudecer el cuchicheo de una ciudad que sólo existe si volteamos.
entre mi dedo que señala y el agua que viaja hay una distancia dilatada, triste.
Los protocolos terrenales la hacen extensa. Miro el agua desde lejos.
—Cuando terminemos de rendir vamos al río
El agua está en el horizonte de esta vista de ciudad. Sólo puedo acariciarlo con mi dedo desde este balcón.
Los espejos, los remansos, esos salientes verdes que de cerca se llaman barrancas, la isla de enfrente y sus habitantes misteriosos. Todos ellos son un cuadro de Quint Buchholz. Una ventana. Un libro que mi padre me regaló. Unas ganas de estar allí.
Ahí está el río. Inmaterial. Obstinado. Mi dedo dibuja sus imperfecciones.
En estos tiempos me toca esperar que una brisa con aires marinos invada el balcón algunas tardes.
Para llegar hay que cerrar los libros y las puertas. Hay que colgar los relojes y quemar el calendario. Y la cuenta de la luz.
Para llegar hay que bajar la calle con pasos largos. Escuchar los pies que pisan, que se empeñan en enmudecer el cuchicheo de una ciudad que sólo existe si volteamos.
El río es paz. Es silencio. Es armonía. A mí me encanta.
ResponderEliminarporque todo tiene que ver con todo...
ResponderEliminarporque me gusta el río, y me gusta como escribe dese una vueltita por estos sitios:
http://escritosdealguien.blogspot.com/
http://delgatodecheshire.blogspot.com/
para mi tuvimos que ver...
besos globos de goma espuma para su rio, o para su mar
Ahora que ya terminamos de rendir... ¿vamos al río, mi amor?
ResponderEliminarNo volteemos jamás. Hoy no quiero descubrir esa maqueta de cartón que es la ciudad.
¿Vamos al río? Tengo tiempo y tengo paciencia...
Nacho (abrigado. Buscando tus medias entre las sábanas. Sintiendo el aroma de la sal que llega desde nuestro patio).
P.S: I love you.
marianiiiiiiiiiiiiiita...
ResponderEliminarsoy ale...
si "ese" ale...
jajajaja
y x fin me decidi a ponerle algo de contenido a mi blog...
despues de un mes de su apertura (re colgado)
pero ahora entro acà...
y todo està tan decorado...
colsas lindas x todos lados...
y me pregunto si el mio es el blog mas feo del mundo...
y si es asì...
x que habrìa de abandonarlo?
mejor sigo..
y con tu ayuda ..
lo hacemos mas lindo dale!??
besito marian =)