martes



[Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto]








miércoles

make up II



“gira inexorable el otro engranaje,
la noria invisible de las transgresiones”


la que saca chispas a la pista
el que compra sonrisas intestinas
el que relojea
la que se descalza en la copa rota
la que arrima migas
en la mesa de los cadáveres de la cena
y los hace montoncitos

(porque quiere y no puede
y los montoncitos de miga con los dedos
salvan del temblor de bailar con él,
del riesgo sísmico de la cumbia)

el que relojea
la hermosa de siempre y sus periféricos
las pudorosas de 50
los poderosos de 50
el que aprieta el vaso
y mastica hielo

(porque ella no mira, baila y no mira)

el que anuncia que no sabe
la que serpentea en las inmediaciones del disc jockey

(porque quiere y no puede
y las convulsiones del reggaeton
marean al decoro y al marido bobo)

el misterio de él, que no se sabe si
la vieja que hace mímica
no la dejes ir, no la dejes ir
¿por qué? te lo digo yo
¿quién es? violeta
que se lleva mi corazón

en el baño, yo ya sabía,
después del espasmo de caderas
el labial le dio una mano
a la poesía
al caos subterráneo de la vida

al baile implícito de la pista

que se sembró obsceno en el papel
y vibró solito
al compás de la cumbia

Make up

*
*
¿Y qué tiene de malo escribir poesía con el denileador de ojos?

es que iba a explotar
un pelele contaba chistes de suegras
y la señora del fondo se reía, morada
y el mozo le servía una porción más grande a la del pantalón blanco
y a la jefa de sección le cabeceaba el de tesorería
invitándola a bailar el bombón asesino
y ahí el marido
impávido
tosiendo el vermú

tanta poesía
iba a explotar

en qué momento la forma de las cosas obliga a correr

el olor a pucho del salón
el perfume del contador
la del pantalón blanco que escribe cartas al mozo
una servilleta que abolla y muere
se me llenó la cabeza, mirá
tuve que ir al baño y hacerlo

no avisa la poesía

cuando encuentre una birome lo paso

ya está vivo, mientras tanto

lunes

indecible


"(...)o sea que las leyes podrían ceder terreno a las excepciones, 
azares o improbabilidades, y ahí te quiero ver"
J.C.

Es una sensación, una tibieza en el plexo solar, un montón de gorriones. No sé. 
Sé que no la podré aferrar a este soporte. Sé que no me pertenece. Sé que no está en ningún lado y sin embargo vive en toda la que soy. Aceptar lo indecible fue sólo el comienzo. Es una tarea más difícil que lo imaginado. Todo muy lindo pero yo la quiero escribir, eh.
Resulta que vuelve y canta con firmeza. Vive donde no llegan mis caminos mentales. Es cálido, abrumador, lindo. Está cerca del Paraná y abraza. Es una foto. Es el horizonte lleno de isla. Es una calle imprevista. Es a lo poco que me puedo acercar por ahora. Lo siente mi cuerpo y quizá baste. 


martes





Se me va la palabra y la veo irse con certeza soberbia. Viene el río, viene la hermosa elipsis de los besos tibios, el rayo que ilumina mis zonas inhóspitas. Se me van las formas y quedo a merced del tiempo alterado de las profundidades, ese que se parece a nada. Que se traza y se desboca según un viento denso y desconocido que me deja vibrando. Se me va la palabra y no me inquieta. 


Me queda un silencio lleno de partes lumínicas que se empeñan en permanecer. Me quedan restos de cumbres frenéticas en las que identifico una felicidad que cabe en una mochila o en una maceta de mi balcón. Se me va la palabra y no la persigo. Viene con buenos augurios y quietud sobre el río de noche. Viene en forma de ardor en los dedos. Viene brillando sin nombre desde las profundidades del océano. Allí donde todo puede ser, aún sin ser nombrado. Y resplandece.