Hoy compré verduras en el supermercado que está cerca de aquí. Pensaba, mientras el señor de uñas onduladas me pesaba los tomates, que me hubiese gustado trabajar en una verdulería.
“¿Cuántos kilos va a llevar, señorita?, ¿le corto medio repollo? Me hubiese satisfecho enormemente poner un zapallito al lado de otro de manera escalonada sobre las góndolas. Si trabajara en una verdulería sabría que la felicidad está allí, en el mar viscoso de frutillas, que se deja penetrar por mis manos y se escurre por arenas y jugos rojos.
Andaría por la verdulería a tientas, sosteniendo un pomelo rosado con mis dos manos de uñas onduladas y aspirando hasta la última generosidad de su acidez. Con las yemas recorrería el pelotón de duraznos. Haría descansar mi nariz sobre el nivel de pelusas que bien simulan el atardecer. Pondría las uvas negras y blancas justo al lado.
Sé que encontraría millones de maneras de combinar los colores. Que pondría las calabazas de cuello largo todas juntas.
Sé que sgregaría un par de ciruelas cuando vengas a comprar medio kilo.
Y que te miraría mientras agarrás el vuelto y te vas.
Ey mareada, aca ando contemplando tus palabras... Qué Bellas bellas!...
ResponderEliminarDe a poco me estoy apoderando del otro blog, capaz q te diste cuenta...
Che a ver cuando nos vemos y palabreamos todas juntas che...
Por lo pronto mañana en Sta Fe me invitaron a leer un par de cosas, asi q estas invitadisimam que corra la voz... me vendrian bien caras conocidas.
Besote linda.
Nati.-
... y escurrirte entre cada frutita cual suspiro de duende... qué bonito.
ResponderEliminarUn texto muy virginiano si se me permite la acotación. Hermoso. Desde ya, comprar verduras no va a volver a ser lo mismo para mí. ¡Saludos!
que lo cuuuumplaaa feliiiiii, que lo cuuuumplaaaa feliiiii, que lo cumpla la maaaaaaaar, que lo cuuuuummmmmplaaaa feliiiiiiiiiiiiz!
ResponderEliminarun beso grande grande cumplaño, amiga mar!
Sol. Mar. Arena. Atardecer. Pájaros. Ana. Vos. Yo. Frutillas con crema. Te quiero.
ResponderEliminarNacho (todo eso. Algún día. En nuestro patio).
PD: No te preocupes, iremos en mi automóvil.
¿Recuerdas a Amélie Poulin? Tú y ella guardan esa esencia de los placeres mínimos. Ella lo toca en el filme, tú lo describes con exquisitas palabras. Ambas me remiten a esas pequeñas cosas que dejamos de lado y son tan placenteras.
ResponderEliminarMuy lindo...marian, mis pensamiento me lleva a lo pecaminoso..hasta me imagino a "la coca" diciendo que es lo que pretende usted de mi! lindo
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