domingo

Conversación previa al eclipse




 —No existimos...

—¿Ah, no? ¿Y qué es esto? ¿Qué es? ¿Te estoy imaginado acaso? Todo esto que pasamos... todo... para mí será muy bueno, siempre me voy a acordar de vos, de esto...

—No, no puedo pensar en eso, no existimos.

—Vos te estás volviendo loca...

—Puede ser...  [Mientras, en el  mismo lugar, pero adentro]: ...Cada tanto me pongo a pensar en los puentes que tendemos, en lo bien que suspendemos el riesgo en una cama llena de significados. También a veces pienso que soy tu espejo, y que no estoy enamorada de vos (un poco porque no lo estoy verdaderamente, y otro poco por autoconservación). Nunca te he dicho, asumo que a este punto ya lo sabés, que nada de esto será cierto, nunca. Nunca. Nadie hablará de nosotros, querido.  No nos resignificarán parientes, ni nos darán sentido los amigos en una mesa de fin de año. Nunca me esperarás en un café un día de lluvia ni yo llegaré con un paraguas violeta y agua en las botas a decirte que te quiero. Tampoco hablaremos de asuntos del futuro, ni nos pensaremos juntos en otras latitudes. No comeremos chocolate mientras afuera haga frío. No seremos vos y yo para nadie, ni una maleta, ni un chop suey qué rico te sale, ni una foto. Mis zapatos estarán acá, debajo de mi cama, que dormirán horizontales a media hora de distancia de la tuya, siempre.

1 comentario:

  1. Le buscamos tanta vuelta al amor...
    lo mareamos tanto a nuestro instinto...
    Pero en no estar o sentirse enamorado y ser un fatalista
    anti recuerdos, uno es , especialista.
    y mejor aún ciertos escritores.
    y mejor aún algunos músicos que hacen canciones.
    Raras, las canciones.
    Como ellos.
    Me hiciste acordar un poco a Idea Vilariño, con esto.
    Capaz que vos también,
    te podés encontrar en ella,
    en algún punto.
    Yo que sé.
    escribo errático,
    porque te leo,
    y me vuela.


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maréese un rato, maréese