Reconocer que el cuerpo nos lleva a pasar una temporada por acá. Darnos crédito, querernos, confiar. Que es necesaria la oscuridad, que ya pasará. Que allá está la superficie, que saldremos. Que allá arriba hay casas, puentes, ríos. Que acá abajo hay peces de formas extrañas, pero que brillan, también, con luces singulares. Que hay que ir abajo, bien abajo. Que la luz se reduce a una delgada estría en el agua. El mar adentro, el mar abajo. Ya no sirve contemplarlo desde la orilla como ese montón de agua incesante. Ya en el fondo, inquietante. Azul, azul el fondo, azul inesperado el fondo.
marzo, 2012
(Marzo que me traés una runa en blanco. Al mismo tiempo
llena y vacía. Que me pedís un acto de valor, una prueba de fe. Saltar hacia mí
como quien confía en esa agua arremolinada. El vacío es el final. El vacío es
el principio).
HERMOSO MARIANA, Y ASI ES, EL VACIO: EL COMIENZO
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