"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado
asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y
apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las
formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando
de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el
agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar
en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa,
convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras
vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel
rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico".
Rayuela, Capítulo1.
Hola! |
Un día llegó. Una gatita nueva, a estrenar. Con un lunar en
la pata y una nariz rosa como los cachetes de los niños. La Maga es. Se lame
mientras me mira desde el azul profundo de sus ojitos. Se acurruca y cabe en
una de mis zapatillas. La Maga proyecto, la Maga sueño de una casa que se
transforma, que espera el verano para salir al sol. Ella es nueva, nuevita. Tiene
treinta días en el mundo y una tarde en casa. Tiene en sus patitas buenos
augurios; en su salto, ritmo del sur y evocaciones del mar en sus ojos. Ella
es la Maga, enlazadora de mundos. Viene a transformar el mío y el de la
Concu. Viene a mostrarnos algo, a enseñarnos cómo es esto del amor y de la mano
abierta que recibe la abundancia del universo. En el ronroneo de la Maga habrá
algo que descubriremos y nos hará mamás de todo lo que vive.