Que la montaña nos cerque con la elegancia de las alturas marrones
Que las uvas se desarmen a nuestro paso
y terminemos borrachos danzando
alguna de Blades
ay que te apunes, negro, y no encuentres los zapatos
que mi celular diga “no signal” y yo baile
que el sol nos dé de cara y nos ofenda tranquilo
junto al viento violento zonda musical
que nos lleve los bolsos y valijas
(y me deje sola con vos y el mate)
Y a nosotros solos
solos, con el mundo ése del rato en la montaña
y del vino recién pisado
que nos violente la cordillera
con sombreros de nieve
que nos pueda el pueblo que aparece cuando baja,
que “está junto a los cerros y al cielo”
que descubramos cuántas calles nos quedan
desde la terminal hasta el Palacio de la Moneda
(y que vos me señales ése norte falso que tenés)
Y que yo me ría y basta
¿Cuánto falta?
En un día llegamos al mar
Al mar
Al mar
Al mar de Neruda
…al mar!
¿Te diste cuenta?
Que la mujer que pase nos mire
Yo a Neruda lo conocí
Tenía una casita allá
Y la señale
“Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo”
Me lo aprendí para vos
Para ver esta noche en Valparaíso
Sobre esta lona de colores y rayas
Y decir esto mientras me saco la arena de las sandalias
Y las casas de los cerros se prenden sobre el mar
Que en Isla Negra queramos tener una casa
Con niños y fantasmas
Que el mar nos reciba la botella que tenemos escrita hace tiempo
Y nos devuelva años, jazmines y hojas de menta.