miércoles

paréntesis




(El corazón se me reduce a un puñado de piedritas del río cuando pienso en ese invierno. Celebro tu llegada de aguardiente aún hoy que no existen los cauces por donde anduve. Quizá me quede con un poco de azul, con algo de lo profundo azul azul que vi cuando nos miramos de cerca y la habitación era un huracán lleno de peces venidos de otras latitudes. Quizá con algo del mar que marcó los ritmos de mi adultez espuria. Quizá con nada. Pero me dolerán en los años estos rastros de minuto intransigente, de nudo por dentro y pinchazo seco cada vez que te presienta.Y te habré querido, compañero, en algún lugar del litoral, subordinada a tu mirada de lluvia indescifrable).

lunes

para leer juntando las manos


Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos.
Que el viento sople siempre a tus espaldas.
Que el sol brille cálido sobre tu cara.
Que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos,
y hasta tanto volvamos a encontrarnos,
que Dios te guarde en la palma de sus manos.


Antigua bendición irlandesa



Que los días oscuros culminen 
que los pájaros regresen al mirador
y encuentre el centro en el que estoy
que seré una nueva de ser necesario
que me acunen las manos del universo en un arrullo interminable
que me daré como semilla amarilla que soy
al suelo fértil con alegría
que el plenilunio me alumbre
y no se me vaya la poesía
que me abraces en la noche
que dibuje los mandalas que me fundan
que los mudras me curen el alma
que el mar, las montañas y el espacio
me hagan el guiño que necesito
que el camino tenga manzanilla, surcos, sauces
que se abran los vórtices, los portales y mis manos
que mis antepasados me guarden
y que haya siempre ventanas de nubes donde poder ver 
constelaciones, lunas, mundos posibles,
una noche de amor al sereno del cosmos